¿Cómo aprender a decir no? En diversas ocasiones no logramos hacerlo. ¿Por qué? Las razones son diferentes para cada situación y cada persona. Pero vamos a contarte algunos ejercicios para aprender a decir no. Muchas veces sentimos que es momento de rechazar una propuesta porque no es el momento, o no nos sentimos cómodos. Pero nunca lo aprendimos y hay que aprender a decir no. Porque la felicidad también consiste en elegir. Y dentro del abanico de elecciones posibles, siempre debe ser una posibilidad decir que no.
En general, cuando queremos decir que no damos muchas vueltas. ¿Por qué? Hay múltiples razones. Pero vamos a enumerar algunas de ellas. A veces nos da culpa, a veces sentimos que estamos defraudando a una persona y podemos herirla. En otras ocasiones, sentimos que debemos dar explicaciones exageradas que, en verdad, no son necesarias. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿por qué me cuesta tanto poner límites? Para ser más libres, es muy importante que podamos tomar nuestras propias decisiones, basándolas en nuestra forma de pensar y de ver el mundo.
Cada vez más, en un mundo que nos demanda de forma permanente, aprender a decir que no es una manera de conectarnos con nuestros deseos y de destinar tiempo solamente a aquello que realmente valoramos. Pero es un ejercicio y es una virtud que vas a poder adquirir de forma progresiva, con paciencia y tranquilidad.
Si todavía no lo hiciste, te recomiendo que pases a leer este artículo sobre las Mañanas Milagrosas. En él, te cuento cuáles son los hábitos clave para reconectar con tus propósitos. Así, vas a tener la oportunidad de renovarte para sentirte mejor y en condiciones óptimas para establecer nuevos vínculos. Porque para relacionarte con los demás, es fundamental que te valores y que te sientas bien.
¿Por qué es importante aprender a decir no?
Aprender a decir no es clave para vivir mejor. Lo fundamental para hacerlo de la mejor forma es la asertividad. Así, la asertividad es una habilidad social que poseen ciertas personas de comunicar y defender sus propios derechos e ideas de una manera adecuada y respetando las de los demás. En este sentido, es una capacidad que le permite a una persona comunicar su punto de vista con un equilibrio entre un estilo agresivo y uno pasivo de comunicación.
Hay muchas frases de aprender a decir no. Cada vez que decimos no a un interlocutor que nos está realizando una propuesta que va en contra de nosotros mismos o de nuestros intereses, estamos evitando y potenciando una serie de factores muy importantes.
- Nos libramos de la manipulación. Cuando hacemos algo que no deseamos, muchas veces sentimos que nos están manipulando y que están sacando provecho de nosotros. Como consecuencia de esto, generalmente sentimos resentimiento hacia la persona que nos «obligó» a hacer esto.
- Aumentar la autoestima y la autoconfianza. Negarse aumenta la seguridad en nosotros mismos y la sensación de libertad. Así, nos permite desarrollar confianza en nosotros mismos, sabiendo tomar nuestras propias decisiones y dirigir nuestra vida. Por eso, nos equivoquemos o no en nuestras decisiones, lo importante es que sean realmente nuestras y que hayan salido de nuestro propio deseo.
- Evitamos posibles complicaciones. Si no nos negamos, podemos vernos implicados en situaciones de las que posteriormente nos vamos a arrepentir. ¿Por qué? Porque son situaciones que no fueron elegidas realmente por nosotros, sino por un otro. De esta forma, esto generará malestar emocional y negatividad hacia nosotros mismos.
A medida que vayas desarrollando diferentes ejercicios para aprender a decir que no, te aseguro que vas a poder hacerlo con mayor naturalidad.
¿Por qué no podemos decir que no?
Las razones por las que nos cuesta decir que no son múltiples. Si bien es una de las primeras palabras que aprendemos, cada vez nos cuesta más decirla. Decir que no es poner un límite a un deseo del otro y eso es casi siempre difícil de hacer, sobre todo si todavía no te hiciste el hábito. Ahora bien, veamos algunas de las razones más comúnmente citadas por la mayoría de las personas.
Autoestima baja
Aquellas personas que tienen una percepción negativa de sí mismas suelen tener inconvenientes para poner límites a los demás. Así, generalmente, estas personas con tal de agradar a los otros, se comprometen a realizar cosas que, en verdad, no coinciden con sus deseos reales.
Hacerse responsable de todo
En situaciones familiares o laborales, hay personas que tienen una tendencia a hacerse cargo de todo, incluso de aquello que claramente no les corresponde. Para cuidar el bien común o por miedo, son personas que terminan realizando las tareas de los demás, no excepcionalmente, sino con frecuencia. Por eso, es importante estar atentos y evaluar la situación de cada uno para consultar a un especialista si es necesario.
La opinión de los demás
Debemos buscar un equilibrio, ya que es fundamental darle el lugar que verdaderamente tiene a la mirada de los demás. Darle demasiado lugar puede asfixiarnos y generarnos malestar. También, no escuchar a nadie es un gran error. Pero, nuestra opinión y nuestros deseos deben anteceder a los de los demás. De eso, no hay duda.
¿Cómo aprender a decir no sin sentirse culpable?
A todos nos pasa que cada vez que decimos que no, sentimos culpa. Pero, ¿cómo aprender a decir no sin sentirse culpable? Antes de continuar, queremos compartir 5 frases muy útiles para decir que no.
- «Te voy a tener que decir que no. Tuve una semana demasiado cargada«. Invocar el cansancio como una razón suele dar excelentes resultados, ya que el otro lo comprenderá.
- «Te pido disculpas, pero no me siento cómodo en la situación de prestar dinero«. De esta forma, le comunicamos al otro cuáles son nuestros principios.
- «Tengo muchísimas ganas de que nos encontremos, pero ese día es imposible«. Es una buena manera de negarse, ya que mostrás interés en esa salida.
- «Prefiero decirte que no, a hacerlo mal«. Siempre funcionará, ya que nadie quiere resultados negativos.
- «¡Gracias, pero no! No disfruto acostarme tarde los días de semana«. Agradecer siempre es una buena forma de excusarse, especialmente si hay una buena razón detrás de tu no.
Ahora veamos, ¿cómo decir que no sin sentir culpa?
- Reconocé tu derecho a decir que no. Decir no siempre debe ser una opción en una vida libre y rechazar una propuesta (laboral o familiar) no implica ser un egoísta ni una mala persona.
- Reconocé que no podés con todo. Te recomiendo que establezcas prioridades para no estar todo el tiempo detrás de las exigentes demandas ajenas.
- Evitá las ambigüedades. No justifiques tu postura más de lo necesario. «No es no» y vale la pena decirlo con claridad para que los demás no tengan la expectativa de que después de un tiempo tu respuesta sea un sí.
- Lenguaje corporal firme. Muchas veces, la postura es el mensaje. Por eso, es clave que el lenguaje no verbal acompañe tu explicación.
- Hacé una lista de aquellas situaciones en las que no lográs decir que no. De esta forma podrás preguntarte de manera anticipada por qué te cuesta tanto en determinada situación decir que no. Así, cuando llegue ese momento, estarás mejor preparado para decir lo que te haga más libre.
¿Cómo se le llama a una persona que no sabe decir que no?
Aquellas personas que no aprendieron todavía a decir que no tienen algunas características. Generalmente, son personas con un perfil pasivo y suelen ser bastante inhibidos al momento de comunicarse. Examinemos la situación más en detalle para que los reconozcas y puedas darte cuenta si tenés alguna de estas características.
- Muchas veces no dicen que no en el momento, pero luego no realizan aquello a lo que se comprometieron.
- Suelen apoyarse en otras personas, a las que consideran más fuertes, para que digan aquello que ellos (decir no) no pueden decir.
- Ante una propuesta, demoran indefinidamente su respuesta para no tener que decir que no.
- Su forma de hablar suele ser poco fluida y su tono, imperceptiblemente bajo.
- Su comunicación no verbal es evasiva. En general, no hacen contacto visual y gesticulan con demasiada suavidad.
En síntesis, las personas que no saben decir que no tienen menos libertad en sus vidas. Porque no son capaces de conectarse con sus deseos ante los demás y argumentar la importancia que tienen sus propias elecciones. Ahora, ya sabés cómo decir que no, ¡empezá a hacerlo!